domingo, enero 07, 2007

SONGS OF FAITH AND DEVOTION


Último Wintercase en la sala Aqualung de Madrid y un horario digno de los Lunis (7 de la tarde). Así que ahí nos plantamos con el bocadillo de nocilla y la baticao para ver a The Dears, Low y Tindersticks. Los primeros sorprendieron por su buen hacer en directo, no tanto por su propuesta que quizás peque de tocar demasiados palos, en plan: ahora soy progresivo, ahora me pongo popero, ahora ruidoso…y extendiendo las canciones hasta el infinito y más allá. Digamos que deberían replantearse la dirección que pretenden dar a su música y unificar criterios; por lo demás correcto y a la espera de posteriores visitas, por que cualidades tienen y sobradas.



Un poco más tarde aparecieron Low, que más bien deberían llamarse Slow por el acercamiento de su música a tendencias como el Slowcore o el Sadcore. El matrimonio más mormón de los estates consiguió tocar el cielo esa noche con su repertorio de songs of faith and devotion, la voz de Mimi Parker es un autentico prodigio y consiguió envolver toda la sala, la sensación de melancolía que consiguen transmitir las canciones es única. Después llegó el infortunio, una esperada “Canada” rompió la cinta de la guitarra y a partir de ahí se quebró la magia; Alan Sparhawk empezó a tirar la guitarra por todo el escenario (con la consiguiente distorsión) y Mimi le llamó al orden con un ¡Alan Stop¡ un tanto alarmista. A continuación mal rollo, Mimi de morros y el otro disculpándose y con cara de mosqueo, así que dos canciones más y a casa. Un autentico coitus interruptus. Recuerdo la primera vez que los escuche hace ocho años con “The Curtain Hits the Cast” y no me convencieron en absoluto, me parecieron demasiado tristes y cuando acababa el disco estaba con mal cuerpo, pero no se porque hay veces que insistes y con los años te va cambiando la perspectiva de las cosas y al contrario de otros discos que los calas a la primera y sabes que no habrá una segunda oportunidad para ellos, con este fue completamente distinto. A pesar de todo, lo mejor de la noche.



A continuación salieron Tindersticks y el Arevalo del indie Stuart Staples (prueben a cantar con voz gangosa y ya verán como lo bordan) y la sensación un poco descafeinada. El concierto fue precioso, pero quizás la lista de canciones no fuese la mejor así como la duración (no llegaron a la hora y media) hicieron dos bises pelados y andando. Aun así merece la pena verlos en directo por la interpretación de las canciones, la teatralidad de Stuart no la posee cualquiera. Se dejaba la piel en las canciones y eso se nota. Bueno y sin más por hoy me despido que la semanita esta siendo complicada y no tengo yo muy claro que pueda actualizar. El mamón (mi pc) tiene los días contados. Humf.

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